La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es un organismo que promueve “políticas que mejoren el bienestar económico y social de las personas alrededor del mundo”. Ser un país miembro, por tanto, sirve para calificarse como viable para recibir inversiones y reconocimiento de buen gobierno.  Actualmente, el exclusivo Club, está compuesta por 38 países miembros de todo el mundo. Entre los países de América Latina solamente Chile, Costa Rica, Colombia y México , cumplen con los criterios de bienestar económico y social en los rubros de:  vivienda, ingresos, empleo,  educación,  medio ambiente,  compromiso cívico, salud, satisfacción ante la vida, seguridad y el balance vida-trabajo. Aliados estratégicos de la OCDE son Brasil, China, India, Indonesia y Sudáfrica.

Hoy 11 de junio de 2022, fue anunciado con bombos y platillos que la OCDE aprobó la hoja de ruta para la adopción formal de Perú, Argentina y Brasil como miembros regulares. El anuncio se produjo al término de la reunión anual de ministros de la organización que engloba a las mayores economías del mundo con regímenes democráticos, entre ellas Estados Unidos y el resto de potencias del G7. En esta nueva etapa, el Perú trabajará más estrechamente con la OCDE para incorporar los estándares, normas y reglas acordadas en la organización, con especial interés en cerrar las brechas sociales en educación, salud, trabajo, preservar el medioambiente, luchar contra la corrupción, mejorar la gobernanza pública, promover el desarrollo económico, las inversiones y el comercio de manera sustentable, entre otros.

Los Principios de Gobierno Corporativo del G20 y de la OCDE ayudan a los legisladores a evaluar y mejorar el marco legislativo, reglamentario e institucional del gobierno corporativo, con el objetivo de favorecer la eficiencia económica, la estabilidad financiera y el crecimiento económico sostenible. Desde su primera publicación en 1999, los Principios se han convertido en un referente internacional para legisladores, inversores y otros actores interesados en todo el mundo. Asimismo, se encuentran entre las Normas Fundamentales de los Sistemas Financieros Sólidos del Consejo de Estabilidad Financiera (FSB, por sus siglas en inglés) y constituyen la base de los informes relativos a la observancia de códigos y normas (IOCN) del Banco Mundial en el área de gobierno corporativo. Los seis principios corporativos de los países miembros de la OCDE son:

La OCDE, pregona que los miembros y socios que colaboran a escala local, nacional y regional en cuestiones fundamentales de ámbito global, lo hacen, a través de estándares, normas e iniciativas, arriba indicadas y sobre la base de su experiencia colectiva y los valores  compartidos. Asimismo, esta aproximación hace posible advertir que la invocación de la OCDE como organización legitimadora de la inevitabilidad y de la convergencia global en materia de políticas públicas, naturaliza algunas de las inclinaciones generales que ha presentado esta institución internacional en su actuación.

La caracterización de la labor de la OCDE, al parecer, no tiene por objeto presentarla como una institución monolítica, con una orientación única para todas las materias, que ofrece las mismas fórmulas para todos los contextos y circunstancias. No obstante, sí pretende advertir cómo la OCDE está lejos de ser el espacio de promoción y divulgación de ideas formadas sobre la base de un conocimiento técnicamente sustentadas y políticamente balanceadas (si es que eso existe), sobre las cuales se afirma de forma acrítica la convergencia de políticas. Sin embargo, está claramente expresado que de la OCDE están excluidas aquellos países calificados “No democráticos” o contrarios a la convivencia que existe en el sistema occidental y cristiano.

Leimgruber, Matthieu y Schmelzer, Matthias  dicen ,  que resulta  contradictorio que una agenda internacional que, desde hace décadas, promueve el desarrollo por medio de proyectos extractivistas a gran escala y que en los últimos años ha estado flirteando, más o menos abiertamente, con el capital financiero, indique la sostenibilidad como el nuevo camino a seguir. Es justamente el extractivismo energético, infraestructural y financiero, impulsado por los principales países de la misma OCDE, lo que desata la insostenibilidad ambiental y social que ahora se quiere superar. El nuevo reto de la sostenibilidad podría entonces reflejar una sincera autocrítica ante el fracaso de los modelos de desarrollo que se han sucedido hasta hoy. O podría simplemente tratarse de un vestido nuevo, ciertamente más bonito y más limpio, pero con el cual, en el fondo, no se quiere impulsar ningún cambio estructural en las estrategias globales del desarrollo.

De la misma forma podemos cuestionar las brechas sociales en educación, salud y trabajo que se han mostrado vulnerables en tiempos de pandemia en los países miembros. La corrupción y la gobernanza pública son problemas que se han mostrado connaturales al sistema de gobierno neoliberal y la promoción de las inversiones y el comercio obedecen a intereses privados contrarios al bienestar social. Se observa que desde la década de 1970 la OCDE ha presentado una evidente orientación neoliberal, que ha sido reemplazada más recientemente por una aproximación de “liberalismo inclusivo”. A pesar de que actualmente hay una mayor atención hacia asuntos directamente relacionados con el bienestar social de los ciudadanos. Este impulso no ha implicado un abandono de los imperativos macroeconómicos bajo los cuales ha actuado esta organización desde la década de 1970.

Este breve recuento de datos desde un enfoque de derechos relacionados con la salud, la protección del medio ambiente y del mundo laboral, nos lleva a concluir con mucha contundencia que el Gobierno Peruano no garantiza la aplicación efectiva de leyes, convenios y compromisos internacionales para contribuir en la construcción de un país que tiene como fin la persona humana y su bienestar individual y colectivo. Un sistema de salud con serios déficits de infraestructura, equipos y recursos humanos, al lado de una todavía insuficiente inversión financiera hace improbable que a mediano plazo –olvidémonos del corto plazo– los peruanos podamos acceder oportunamente a una atención de calidad.

Por el lado laboral, los gobiernos hasta ahora han cedido a las presiones de las empresas que exigen permanentemente mayores flexibilidades a las normas con efectos negativos sobre los ingresos salariales, la estabilidad laboral y la libertad de organización sindical, además de pocos esfuerzos para terminar con el trabajo infantil y las desigualdades de género en los centros laborales y con la informalidad laboral. Lo mismo se puede decir en el área medioambiental en el que la voracidad de grandes empresas y de las prácticas ilegales –en la minería en particular– se continúa deteriorando el medio ambiente (bosques, aguas, tierra, aire) sin estrategias claras a mediano y largo plazo. La OCDE puede esperar nuestra inserción gradual a su seno, pero los peruanos, estamos casados de un poco más de los mismo que dentro del sistema imperante no cambiará nada.